“Yo quiero que respire”, se decía a sí misma Martha Jiménez mientras daba forma a la idea de una escultura al escritor Nicolás Guillén (1902-1989).
La obra dedicada a Nicolás Guillén se develó este domingo en Camagüey, la ciudad natal del poeta, a 120 años de su natalicio.
La pieza representa a un caminante, a tamaño natural, en correspondencia con el gusto manifiesto del protagonista por recorrer la urbe, tal como enfatiza desde Mis queridas calles camagüeyanas, título de un poema y de crónica periodística.
“Lo vi aquí caminando. Yo tenía creo que 28 años. Tengo la imagen de cómo él pasaba muy despacito”, declaró a la prensa Martha Jiménez, la autora del conjunto escultórico de la Plaza del Carmen, Premio de la Unesco.
“Un retrato es una cámara, pero yo trabajo como me sale, como yo lo vi, como yo sentí”, explica a un costado de la Iglesia de Nuestra Señora de la Merced, cerca de la curva donde emplazaron la pieza que anda dispuesta a cruzar la calle Ignacio Agramonte.
Luego pensó en el complemento:
“No lo puedo dejar sin el verso, sin la obra. Hago la composición del pergamino en la mano, la pluma en el bolsillo, la guayabera y la acción de caminar, como un movimiento sideral”.
Ese Guillén de unos 60 años de edad, etapa de creatividad literaria plena, lleva en una mano un documento con los siguientes versos de la Elegía camagüeyana:
“Vengo de andar y aquí me quedo,/con mi pueblo./Vengo con mis recuerdos,/vengo con mis heridas y mis versos”.

Al acto de entrega oficial al espacio público de la escultura asistieron autoridades políticas y gubernamentales, los participantes del XIII Coloquio y Festival Nicolás Guillén.
En particular hubo una concurrencia de vecinos que remitió al agasajo popular que de manera espontánea recibía aquí el Poeta Nacional de Cuba.
“El miedo de hoy para mí estaba cuando le quitara el velo y lo mirara. Un artista cada vez que hace algo pasa por la impresión como si hubiera tenido un hijo.
“Ya pasé el susto”, contó la artista atenta a todo, porque al aparte con la prensa llegaban las “Felicidades” de los espectadores y salía su pregunta “¿Te gustó?”.
─Martha, destacas en tu obra a la figura popular, lo fue Guillén con toda su estatura intelectual. ¿Te propusiste algo en específico con él?
─Yo quería hacerle la mirada larga y lo logré en la cera, para mí fue la mejor pieza, pero desapareció porque el calor la derrite. Guardo la foto de esa mirada larga. ¿No sé si ustedes lo ven? Era una de las cosas que quería de él.

─Cuéntanos del proceso, porque temías que no estuviera lista…
─De todas mis obras con esta tuve la tensión más grande. Problemas con la electricidad. Esos muchachos de la Fundación Caguayo en Santiago de Cuba son heroicos, sinceramente.
“Había que esperar más de 72 horas para que diera consecutivamente la corriente. Yo no sé cómo Guillén está ahí, porque la temperatura nunca llegó, no había corriente”.
─La obra fue tuya hasta hoy. Ahora empieza a ser de las personas. A partir de la experiencia con el conjunto del Carmen, ¿qué pudiera pasar con tu Guillén?
─Ahora son opiniones, criterios. Anoche vine para ver si había pasado algún problema. Lo que más me emocionó fue que unos niños y jóvenes por allá decían “Mira a Guillén. Está Guillén”.
Por Yanetsy León González
(Tomado de Adelante)