Salvador será recordado por sus aportes a la cultura popular tradicional.
Con profundo dolor hemos conocido del fallecimiento en La Habana, del destacado artista visual Salvador González Escalona. Conocido simplemente como Salvador, dedicó su vida a la defensa de nuestras más autóctonas raíces.
A Salvador se le identifica como creador del Proyecto Sociocultural Comunitario Callejón de Hamel, en el corazón de Cayo Hueso. Allí desplegó su labor como muralista y escultor autodidacta así como promotor de la cultura popular tradicional.

El espacio, al que Salvador le dedicó las últimas dos décadas se convirtió en uno de los lugares más pintorescos de La Habana. Cayo Hueso, con una rica tradición en la historia y la cultura cubanas –muchos exiliados que ayudaron a José Martí se asentaron allí a su regreso a Cuba y de sus noches bohemias nació el “feeling” –, se convirtió en “algo más” gracias al ímpetu creador del artista.
Su obra, iniciada en este sitio en 1990, le valió reconocimiento nacional y en el extranjero. Plazas de varios países de América, el Caribe y Europa lo recibieron para discurrir sobre el tema. En algunos de ellos dejó también murales pictóricos, en su afán de divulgar la cultura cubana y sus raíces.
En el Callejón de Hamel tuvieron cabida todas las manifestaciones artísticas. Lugar de culto para devotos y de interés para curiosos, abrió siempre sus puertas a los visitantes. Pero, sobre todo, fue un regalo para la comunidad que se transformó desde la participación, el arte y el respeto a las tradiciones.
Las obras de Salvador, mezcla de surrealismo y abstracción, no quedarán huérfanas. Su amado Callejón se volverá a llenar, sin dudas, de mucha rumba, danzas, poemas y canciones siempre desde la más pura esencia de la cultura cubana.