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El Museo Napoleónico conserva la colección más grande de este estilo en la región
El Museo Napoleónico de La Habana ha logrado mantenerse durante 60 años en muy buenas condiciones arquitectónicas y con la colección más grande de artículos concernientes a ese estratega y emperador que hay en toda América Latina.
Un museo dedicado a un militar y político de la Francia moderna, montado en una casa neo-renacentista italiana, ubicada en el centro de una ciudad tropical, parece una imagen sacada de una novela de García Márquez en el punto más alto del realismo mágico, pero no lo es.
Más de siete mil piezas componen su catálogo entre los archivos de la biblioteca y las exhibiciones de las salas.
La colección ha llamado la atención de la comunidad internacional de estudiosos de la vida de Napoleón Bonaparte que han contribuido a la publicación del catálogo del Museo Napoleónico de La Habana.
Dicho libro ha sido publicado en idioma inglés y en formato digital y está a la venta a través de la plataforma Amazon.

Sady Sánchez, actual directora del museo, anunció a la prensa que para marzo de 2022 se espera que esté lista la versión impresa y en español del libro, editado una vez más gracias a la colaboración del investigador italo-canadiense Luke Balla Bona.
“Las colecciones más grandes están en Francia, Italia, Rusia, o sea, aquellos países con los que Napoleón guardó alguna relación”–explicó la museóloga a Cartelera.
“Además, Estados Unidos y Canadá cuentan con grandes coleccionistas privados. Nosotros hemos recibido visitantes de todas estas naciones en conferencias globales que hemos auspiciado y que esperamos que pronto puedan volver.”
Natalia Bolívar tomó la iniciativa de convertir la mansión en museo
La actual directora nunca pierde oportunidad de agradecer a la fundadora de la institución, la historiadora y antropóloga Natalia Bolívar, quien apenas triunfó la Revolución tomó la iniciativa de solicitar al Comandante en Jefe Fidel Castro la mansión que había pertenecido al político Orestes Ferrara para convertirla en museo.

Como la propia Natalia relata, “me unían a Julio Lobo, el Zar del Azúcar, lazos familiares, por eso aunque él ya estaba en los Estados Unidos le solicité varios cuadros para completar la colección de Bellas Artes, y un día me atreví a decirle: por qué no me das también tu colección napoleónica?”
“Todo se hizo abogados por medio, para que quedara legal y por escrito. Nos lo dio por concepto de préstamo indefinido, porque esa colección, que ocupaba toda la tercera planta de su casa, era la niña de sus ojos. Por años seguimos recibiendo visitas de su familia al museo”.
Para celebrar su aniversario 60, la institución ha reunido una pequeña exposición de objetos relacionados con los últimos días del emperador en la isla de Santa Elena, como su reloj de bolsillo, uno de sus icónicos sombreros bicornio y una de las tres máscaras mortuorias que se conservan de él en el mundo.
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